miércoles, 27 de marzo de 2013

Sierva María

Cuando terminó, Cayetano tomó la mano de Sierva María y la puso sobre su corazón. Ella sintió dentro el fragor de su tormenta.
«Siempre estoy así», dijo él.
Y sin darle tiempo al pánico se liberó de la materia turbia que le impedía vivir. Le confesó que no tenía un instante sin pensar en ella, que cuanto comía y bebía tenía el sabor de ella, que la vida era ella a todas hora y en todas partes, como sólo Dios tenía el derecho y el poder de serlo, y que el gozo supremo de su corazón sería morirse con ella. (...)

«¿Y ahora?»
«Ahora nada», dijo él. «Me basta con que lo sepas». (...)

El pánico había sido reemplazado por la zozobra del corazón. Delaura no tenía sosiego, hacía las cosas de cualquier modo, flotaba, hasta la hora feliz en que huía del hospital para ver a Sierva María. Llegaba jadeando a la celda ensopado por las lluvias perpetuas, y ella lo esperaba con tal ansiedad que la sola sonrisa de él le devolvía el aliento.(...)


"Del amor y otros demonios"
Gabriel García Márquez

domingo, 24 de marzo de 2013

Esperando

Te estoy esperando, esperando en la misma banca donde te sentaste hace un mes, esperando ilusionado a que llegues, me saludes con el estilo dominical de tu vestido y sonrías al unísono que tus ojos parpadean; esperando a que comience el padre con la misa, misma que vengo a oír para poder verte. Y espero, mientras suenan las campanas anunciando la última llamada. Sigo esperando y no llegas, el sacerdote tampoco ¡Qué barbaridad! ¡Me equivoqué de templo! Camino la calle que separa el Santuario de la Parroquia y pienso ¿Cómo me he venido a enamorar de ti? Sí no  te conozco nada, sí sólo te he visto en misa e intercambiamos miradas. ¿Cómo te llamas? ¿De dónde vienes? Entro por la puerta principal, y la gente se encuentra sumamente apretada, «¿Dónde estarás?» , mientras de un solo tumbo mi corazón te siente; volteo: blusa negra, falda floreada, piel morena, cabellos suaves y rizados. Te veo y admiro que la vida te haya puesto frente a mí, aunque no sepa nada de ti, ni tu de mí, solo que mis ojos te pertenecen, que mis manos ansían rosar tus mejillas, acariciar tu cabello, que mis labios mueren por besar tu nombre y deletrear tus sueños, que espero, que sigo esperando el momento preciso, ingenuo, en el que tu madre te pierda de vista y tu padre se distraiga y pueda acercarme, presentarme, pedirte que tomes mi mano y caminemos juntos.

Domingo 24 de Marzo del 2013.

sábado, 23 de marzo de 2013

Prosa 2.

Sólo nos habíamos cruzado palabras un par de veces y sin embargo hicimos el amor como si nos conociéramos de todas las noches, ¿Cómo iba a imaginar que su cuerpo estuviera hecho a mi medida? Con una seguridad nata mis manos palparon sus rincones más inéditos y con una sabiduría extraña mis labios pronunciaban las palabras precisas y mi boca la besaba en los momentos más exactos. La primera vez que la vi  un medio día de domingo en la iglesia, desee esos ojos obscuros, profundos, gitanos; al ella sonreírme la sentí tan mía, como si cada vez que lo hiciera fuese yo el motivo ¿Cuándo iba a imaginar que sus besos se cruzaran con los míos? Ante la noche obscura y cálida, el silencio, su piel brillando con la luna y su sonrisa coronada de estrellas me incendiaron el alma. «¿Ahí estás?», susurran sus manos a mi piel cuando me acaricia el rostro, «Siempre», responden mis ojos con una sola mirada.