lunes, 26 de marzo de 2012

La Ópera

Todo comenzó un viernes en la noche, iba llegando de Pachuca a Huauchinango, con los oidos tapados por las curvas y la bajada, algo de frío y el sabor a cacahuates enchilados y una coca-cola de paso en una tienda...
-¿Dónde están?- Preguntamos -En casa de Florencio, aquí los esperamos- Fué la respuesta de mis abuelitos, que sin querer, me tenían preparada una de las sorpresas más grandes en mi vida.
Llegamos, mi hermano, mis abuelitos y mi tío viendo una Ópera, que hasta el momento no pasaba de eso, pausaron el video y me explicaron, Nemorino, el tonto del pueblo quien está perdidamente enamorado de Adina, y este amor, utópico hasta cierto punto se ve afectado por la llegada de una tropa a la aldea encabezada por el sargento Belcore.
En la desesperación de Nemorino y la llegada de un vendedor ambulante llamado Dulcamara, quién le ofrece "L' elisir d' amore" (el elixir del amor) que adquiere Nemorino, entonces el mundo se pausa, se abre un antes y un después en mis pasiones y apreciación musical; empieza una aria "Una furtiva lagrima". La voz y actuación de Rolando Villazón, un mexicano que en base a su voz ha logrado abrirse las puertas de grandes recintos musicales en Europa, una interpretación que valió una lluvia de aplausos en esa noche, en el momento que se interpretó el aria, y en mí, al momento que mis oídos oyeron esa pieza; desde ese momento puedo decir que se abrió un sueño, el sueño de tenor....
Después vendrían conocer canciones como "La donna é mobile", "Torna Surrento", "No puede ser", "Recóndita Armonía", "O' Sole mio", "La fleur que tu m'avais jetée", "Core N' Grato" y el sueño crece, la voz, las piezas, las operas...
Sueño que, ¿Algún día alcanzaré? No sé, pero mientras se vale soñar.