jueves, 27 de diciembre de 2012

La última luna llena del año.

Comienza a pardear la tarde en mil tonalidades rosas y moradas, en el ocaso empieza a salir la bella luna, radiante y fresca se despide de este año.
Las ramas de los árboles la acarician poco a poco...




Luce toda la gala de su esplendor...

Y al final un Tulipán le canta al oído una dulce melodía de despedida...

viernes, 28 de septiembre de 2012

La Calavera de Susana San Juan.


"[...]-Baja, Susana, y dime lo que ves.
Estaba colgada de aquella soga que le lastimaba la cintura, que le sangraba sus manos; pero que no quería soltar: era como el único hilo que la sostenía al mundo de afuera.
-No veo nada, papá.
-Busca bien, Susana. Haz por encontrar algo.
Y la alumbró con su lámpara.
-No veo nada, papá.
-Te bajaré más. Avísame cuando estés en el suelo.
Había entrado por un pequeño agujero abierto entre las tablas. Había caminado sobre tablones podridos, viejos, astillados y llenos de tierra pegajosa:
-Baja más abajo, Susana, y encontrarás lo que te digo.
Y ella bajó y bajó en columpio, meciéndose en la profundidad, con sus pies bamboleando "en el no encuentro dónde poner los pies".
-Más abajo, Susana. Más abajo. Dime si ves algo.
Y cuando encontró el apoyo allí permaneció, callada, porque se enmudeció de miedo. La lámpara circulaba y la luz pasaba de largo junto a ella. Y el grito de allá arriba la estremecía:
-¡ Dame lo que está allí, Susana!
Y ella agarró la calavera entre sus manos y cuando la luz le dio de lleno la soltó.
-Es una calavera de muerto- dijo.[...]"

Pedro Páramo

Juan Rulfo. 

lunes, 17 de septiembre de 2012

Memorias de mis putas tristes

"El sexo es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor."

Delgadina, no era más que una ilusión febril, era la sombra de sus ilusiones que daba pasos de gato en la casa florentina que en ruinas revivía con la falsa esperanza de su amor, era sus duetos de amor, Puccini, las letras de Agustín Lara en voz de Toña la Negra; "el bolero es la vida" asintió a Rosa Cabarcas el día que conoció aquel ángel conciliador de su demencia senil. De su vida no había hecho nada más que notas dominicales, altruismo barato y cultura local, "(...) soy un cabo sin méritos ni brillo (...)"; el amor le salvó la vida, el día de sus noventa años cuando en un brote de inspiración pidió a una doncella, "Ay, mi sabio triste, te desapareces veinte años y sólo vuelves para pedir imposibles" afirmaba Rosa por el teléfono. Hizo imposibles, esa misma noche llegó él, con un traje de impecable lino blanco, envuelto de agua florida con el corazón hecho trizas por la impuntualidad que ya llevaba encima; llegó, ella estaba sedada, porque en el día se la pasaba pegando botones, el respetó su sueño y así lo hizo todos los encuentros siguientes, soñándola viva y sin voz en la casa, con pasos de gacela por los pasillos, con su cuerpo tibio y desnudo en la madrugada, y así la amó y enloqueció cada día por ella, su inspiración en cada nota convertida en cartas de amor implícitas donde su nombre no aparecía.

No se llama así- dijo -Se llama- 
No me digas como se llama- la interrumpió- para mí es Delgadina
Bueno, al fin y al cabo es tuya, pero me parece un nombre diurético.- 

Una noche al llegar a casa de Rosa, no había nada, ni los amores de paso que en esa casa afloraban, ni Delgadina, salió al paso que le permitían sus noventa años a buscarle, la transfiguraba en colegialas en la plazuela del barrio, la miraba en cada mujer que llevara una bicicleta, algo sí tenía seguro, no la reconocería despierta ni vestida, y ella no podría saber quién era el si nunca lo había visto.

Regreso Rosa, la vieja y lúgubre matrona, le llamó y a la semana siguiente, ya estaban juntos de nuevo, viviendo ese amor de sueños, Delgadina y él, ella distinta, emperifollada en ropas de puta; los celos le cegaron el alma y empañaron su amor, ¡Putas!, ¡Eso es lo que son ustedes! y se desapareció entre el huerto del amor prohibido.

No faltaba más que el verla, acompañaba su pensamiento y su delirio, el moría de amor, poco a
poco, llamó a Rosa Cabarcas el día que sentía morir. Volvió, allí estaba Delgadina, suya de nadie más a pesar de la brumas de sus celos, amaneció entrelazado a sus manos suaves. Allí estaba, había sobrevivido al primer día de sus noventa años, sentía por fin la vida real, condenado a morir de buen amor en la agonía feliz de cualquier día después de sus cien años.

miércoles, 25 de julio de 2012

Avispas

Generalmente las avispas me causan temor, sin embargo en esta ocasión causaron fascinación a mi lente.





viernes, 20 de julio de 2012

El lenguaje secreto

Son de esos días en que deseas despertar sin problemas, quisieras haber pagado tu teléfono antes para no tener que ir temprano y poder despertar horas más tardes.
Sales del banco, las calles desnudas de transeúntes, no hay muchos comercios abiertos ni mucho tráfico, bueno a mitad de la avenida se encuentra abierto el pecho de la tierra porque planean meter una tubería, como suele pasar aquí, lo harán en un año más de lo que deberían tardarse.
De regreso tomas el colectivo, parece un sueño, va casi vacío, sólo van ocupados 4 asientos, un señor de alrededor de unos sesenta años al frente, un trabajador de alguna fabrica en la segunda, una madre con su bebé en la tercera fila y al final un señor del lado izquierdo. Caminas al lugar desocupado atrás de la mamá, caminas con normalidad hasta que cruzas frente a ella, sientes una mirada, volteas, es una mujer de las que el rostro fino rara vez se olvida, te sientas y sin embargo sigue la mirada a tus espaldas, es el bebé, un niño de apenas meses de edad te mira fijamente, tú lo miras, sonríes, haces gestos, subes las cejas, le guiñas un ojo, el niño de mirada triste se trastorna, sube las cejas, sonríe con esas encías rosas vírgenes de diente alguno, voltea a ver a su mamá buscando complicidad en su gesto, la madre le hace cosquillas en el estómago, el niño ríe, voltea, te ve a los ojos y de cierta manera te invita a sonreír, le haces muecas, sus ojos risueños se levantan y tu buscas entretenerlo. -En la parada del "Chopo" por favor- dice la mamá al chófer, el niño se despide, te sonríe antes de bajar, y muestra en sí un lenguaje secreto, un lenguaje sin palabras entre los pequeños humanos y aquellos que hablamos sin comprender lo que decimos.
La mamá se baja del colectivo con el nene en brazos, el pequeño voltea, y con sus manos dice adiós como la gente grande...

miércoles, 18 de julio de 2012

Manuel Emiliano

Emiliano ríe, llora, juega disfruta, pelea, discute, se molesta, se defiende, es como quiere ser, el primo latoso y a la vez el más cercano, llega, pide jugar, quiere atención, antes solo se le ponía a ver la tele y ya se pasaba las horas en los días decembrinos de vacaciones encerrado en el cuarto de mis abuelos viendo de una manera abstraída "Jetix", "Los padrinos mágicos", "Los Power Rangers" y otras tantas caricaturas, pero ahora cambió, busca, pregunta, juega, pelea, se porta bien, es atento, es otro Emiliano.
Llega a la casa, cena y jugamos juntos en la computadora, ayuda a levantar la mesa y antes de dormir ve mi oso de peluche, pregunta si es mio, si puede dormir con él -¡Anda!, ¡Primo déjame dormir con él!- yo no le niego eso y de una manera tan tierna se queda dormido abrazando un peluche. 
Al día siguiente lo despertamos temprano, lo llevamos a caminar en un cerro cercano a la casa, en el camino ve cosas distintas, distintas al centro de la Ciudad de México, lejos del tráfico, el estrés, la cantina, la fonda, lejos de Javier, Daniel, los primos, los abuelos, los mandados; le enseñamos cuáles son las obsidianas, y comienza a recoger muchas en el camino de polvo blanco que rodea los sembradíos, vamos a la mina, un hoyo en la tierra se abre ante nosotros, el lo quiere explorar, paredes altas de tezontle y un camino lleno de piedrecillas que lo lleva a vacilar acerca de una caída en varias ocasiones, ya en el regreso se realiza al entrar en una cueva falsa apoyado por mi papá, caminando hacia la casa mi papá levanta un pedazo de barro y se lo da a Emiliano.
-Es prehispánico- asevera mi papá
-Yo quiero toda una pieza arqueológica tío- dice Emiliano. 
Se hace un silencio y se hace una pregunta natural.
-Emiliano, ¿Qué quieres ser de grande?- pregunta mi papá.
-Arqueólogo tío, quiero encontrar una pieza completa- contesta Emiliano.

De regreso a casa, el Domingo llegan por él, se regresa a México con algo más que su maleta y una caja con pequeñas piezas de barro, se regresa con un sueño nuevo.

lunes, 16 de julio de 2012

Muralismo en el Castillo de Chapultepec


Los 41 maricones, del mural titulado "Del Porfirismo a la Revolución"
Juan Escutia 
"Del Porfirismo a la Revolución" David Alfaro Siqueiros

"La constitución de 1917" de Jorge González Camarena
"El encuentro entre dos culturas" de Jorge González Camarena
"El Retablo de la Independencia" de Juan O' Gorman
Firma Juan O' Gorman

"La Dictadura" Juan O'Gorman

"Sufragio Efectivo No Reelección" Juan O' Gorman


"La Dictadura" Juan O'Gorman

jueves, 5 de julio de 2012

Frida Kahlo

"[...]Frida ríe a carcajadas y pinta espléndidas telas al óleo desde aquel día en que fue condenada al dolor incesante.
El primer dolor, ocurrió allá lejos, en la infancia, cuando sus padres la disfrazaron de ángel y ella quiso volar con las alas de paja; pero el dolor de nunca acabar llegó por un accidente en la calle, cuando un fierro de tranvía se le clavó en el cuerpo de lado a lado, como una lanza, y le trituró los huesos. Desde entonces ella es un dolor que sobrevive. La han operado, en vano, muchas veces; y en la cama del hospital empezó a pintar sus autorretratos, que son desesperados homenajes a la vida que le queda.[...]" Eduardo Galeana, Mujeres 


Estamos hoy conmemorando 105 años del natalicio de Frida.

miércoles, 4 de julio de 2012

Arráncame La Vida

"Arráncame la vida, con el último beso de amorArrancalá, toma mi corazón, arráncame la vida, Y si acaso te hiere el dolor, ha de ser de no vermePorque al fin tus ojos me los llevo yo."

Arráncame la vida Catalina con un beso, arráncame un suspiro como en el ensayo orquestal; y después de un concierto de besos y caricias, llévame al mar de ilusiones del que no quiera volver jamás.
Llévate los miedos y temores que infunda Ascencio, que las balas lo embosquen y las tranzas lo atasquen, llévatelo con sus amantes, la docena de hijos nuevos y los que vienen detrás.
Deja que el amor fluya, que no haya Viena o Nueva York, que no exista Puebla o la Ciudad de México, que desaparezca el Palacio de Bellas Artes o el Samborns de los Azulejos, que sólo exista un paraíso en estas cuatro paredes, en tus ojos color miel, en tus huesos Catalina. Arráncame la vida, y que mi tumba tenga el olor de tu piel sobre las flores de cempasuchil en una tarde de otoño.

Mi paraíso terrenal