viernes, 21 de junio de 2013

Nostalgia

Las tardes lluviosas caen sobre las baldosas de la ciudad, revuelven la tierra del campo mientras que penetran lentamente sobre los recuerdos nuestros envueltos, en hojas de débil papel. Entonces cae algo más del cielo, cae la nostalgia en forma de agua corrosiva, lluvia ácida, penetrante y dolorosa que come mi carne y rebasa mis huesos tibios calcinando la poca fortaleza que sobra en mis entrañas; para entonces, me invade por dentro y la lluvia deja de ser solo del cielo, nace de los ojos, mismos que son ciegos sin verse en los tuyos, tristes y brillantes, como dos piedras ígneas perfectamente alineadas. Y recorre de punta a punta, y  lágrima a lágrima la frágil capa de papel llamada olvido, entonces, ya húmeda se rompe y deja caer los recuerdos de golpe sobre el rojo corazón, como escombro de un derrumbe lo tornan gris y seco. Te evoca mi cuerpo entonces, como un fantasma de humo dentro de mi soledad, emana tu piel desnuda e infinita, limpia y virgen, tus sabores en mi boca, tu tersedad entre mis manos, tu calor sobre mi calor; dejas de faltarme cuando cierro los ojos y naces dentro de ellos, cuando te imagino sonreír como una diosa griega, cuando sueño, te tomo de las manos y caminamos juntos por las lúgubres calles. Llego a una simple pero infinita conclusión: Aunque te vayas no te pierdo. Vives en mi sueños.