lunes, 28 de enero de 2013

Era inevitable.

Es inevitable no sentir nada por ti, te conozco lo suficiente para enamorarme, pero también me conozco lo suficiente para saber que no haré nada por tenerte, que siempre te miraré desde abajo, y tú, con tu sonrisa desbordante me verás a lo lejos, distante, callado, frustrado.
Te leo en los versos de Neruda, en los poemas de Sabines, te escucho en cada nota de cada canción, cuando hablo, mi voz en secreto pronuncia tu nombre, y mis ojos buscan a la distancia tu mirada, absorta, fascinante.
Me embriaga el pensar en tu voz, el soñar tus labios hablando palabras de amor, respetando el silencio para expresar lo que el alma lleva en un beso, en la pasión que la obscuridad provoca y entonces el calor de tu piel suave cubriéndome lentamente.
Te pienso, te bebo, te como, te sueño, te pronuncio. ¿Qué hice yo para sentir esto? ¿Para enamorarme de ti? Nada, como dije: era inevitable.

"Tú nunca sabrás, estoy cierto, que escribí estos versos para ti sola; pero en ti pensé al hacerlos.
Son tuyos"

sábado, 26 de enero de 2013

Presa viva, cazador milenario.

 

 El cazador quieto la persigue, amenaza...

 


domingo, 20 de enero de 2013

Amar por amar.

Sí me preguntaras que sí aún te amo, la respuesta sería sí; también te preguntarás ¿Cuál derecho tengo de hacerlo? La respuesta es: ninguno. Lo hago casi como el respirar, es tan natural, tan inevitable, tan preciso hacerlo; ¿Por qué? Fácil, me acostumbré al amor, no a ti, no a tu presencia, voz o cuerpo; me acostumbre al hecho de amarte, amarte en silencio, y a la vez odiarte con profundo placer; me place odiarte, porque así cada día dejo de amarte, y se convierte en amor por amar, no a ti, al hecho de amarte, al verbo amar.

viernes, 18 de enero de 2013

El frío, mata solteros.

El frío mata a los solteros y pregúntamelo a mí. Ya que me había acostumbrado al calor de tu pecho, a tu bocanada de aire tibio en mi cuello; a que mis piernas durmieran apresadas en tus muslos o aquellas interminables noches en que dormíamos abrazados como si hiciéramos el amor, mis brazos rodeando tu vientre suave, terso, mis hombro con los tuyos y nuestros pies amansados como nudos entrelazados, silenciosos, armoniosos. Aunque al despertar fuese un sueño, amanecía alegre, de saber que tú me habías soñado, me habías necesitado, habías sentido las mismas caricias y el mismo latido. ¿Qué sí el frío mata solteros? No lo sé, el frío arrecia; desconozco sí sea efecto secundario de la soledad u otra técnica tuya para extrañarte.
Cómo dijo Sabines:
"No es que muera de amor..." y le agrego "Muero del frío de tu ausencia, de mi helada soledad".

lunes, 14 de enero de 2013

Amantes en silencio.

Nos bastaba el silencio... 
Fuimos amantes, pero no unos amantes convencionales, nos amamos al público. Nos bastaba con un par de miradas cruzadas para saber que importaba poco la moral para amarnos, eran miradas de fuego vivo que sí en ese lugar no hubiera gente, quién sabe Dios que hubiese pasado.
De pronto el exterior desapareció, la misa, los feligreses, el padre, los automóviles que pasaban en el instante atrás de nosotros, el sol que caía a plomo sobre el asfalto sucio de la ciudad; ahí estábamos, inertes, poseídos de una pasión inexplicable, una pasión que no necesito piel con piel, calor ni besos para expresarse. Bastaban los profundos y grandes ojos negros chocar con mi mirada y detener el universo, hacerme desear la piel morena y los labios amplios y expresivos que no dejaban de sonreírme, una piel que sentía ansias de vivir. Desapareció y fue como sí toda una vida la hubiese amado y de pronto se fuera, sentí su pérdida toda la tarde, me vació el alma de nuevo. Me preguntaba la edad ¿30 años quizá? No lo sé, ni me interesa, sólo sé que a veces no me importaría ser su amante.

jueves, 10 de enero de 2013

Amor silente

Ellos se quieren, lo puedes leer en su mirada, la impaciencia de sus pupilas por encontrarse, la aceleración de su respiración al acercarse. 
Ellos se quieren, ¿Qué cómo lo sé? Es fácil, míralo a él cuando ella se va, su corazón se apretuja y el brillo de sus ojos opaca ante la ausencia de ella.
Ríen, discuten, juegan, esconden miradas, se miran distantes, ajenos, se tienen sin poseerse, callan, ellos aman el silencio, silencio que se hizo para esconder su sentir.
Llegan en las mañanas, se saludan, se ignoran, se pelean, pasan unos días, pocos quizá y se vuelven a encontrar felices de estar juntos de nuevo. 
En la obscuridad de la noche se desean, se sueñan juntos e imaginan un mundo distinto al que tienen, donde se posean uno al otro, se besan en silente penumbra al mismo tiempo, se piensan y los sueños distorsionan en ansiedad, y la ansiedad los come, los come el miedo, miedo a perderse, miedo de perder lo único que no han tenido, el amor que se guardan.
Y así pasaron días, meses, años y nunca se dijeron la verdad, nunca entendieron que la vida es demasiado corta para esconder en nuestro corazón palabras importantes, como, por ejemplo: "Te amo".
Se amaron como la llovizna, lentamente desbordaron su corazón, pero aún así, no tuvieron el valor de mirarse sin miedo, de no callar, de no ceder al tiempo y la desidia su vida.

jueves, 3 de enero de 2013

Muerte verde


Los vemos cada vez más solos, distantes entre sí cómo gigantes que no se hablan, los vemos cada vez mas lúgubres, cambiándo el café por lo que antes era verde, haciéndose a la idea de que la muerte anda cerca.
¿Quizá es el próximo? No lo sabe, sólo espera silencioso su día final.

martes, 1 de enero de 2013

Las sombras y el cielo.

 Hay días en que la tierra se obscurece, entonces lo conocido adquiere formas extrañas y el cielo brilla con todo su esplendor sobre nosotros.