martes, 15 de mayo de 2012

Carlos Fuentes

Nació en Panamá en 1928, sin embargo, para mí no nació un 11 de noviembre, sino una tarde octubre cuando tras una clase de español en la secundaria y unos respectivos veinte pesos me entregaron un montón de hojas en las cuales contenía una de las mejores historias escritas del español, "Aura" tenía el título de las copias de mala calidad , en la que apenas y se distinguía una imagen como portada. 
Para mí Carlos Fuentes no nació en Panamá, nació en mi pupitre de la secundaria, aquel pupitre que forré de primero a tercero, ese pupitre de color naranja; nació en las primeras líneas "Lees ese anuncio: Una oferta de esa naturaleza no se hace todos los días[...]" nació en ese "cafetín sucio y barato" y después en Donceles Número 815, en aquella unidad del tezontle, los nichos con sus santos truncos coronados de palomas, a piedra labrada del barroco mexicano, los balcones de celosía, las troneras y los canales de lámina y las gárgolas de arenisca. Las ventanas están ensombrecidas por largas cortinas verdosas: esa ventana de la cual se retira alguien en cuanto tu la miras; miras la portada de vides caprichosas, bajas la mirada, al zaguán despintado y descubres 815[...]".
Nació en las instrucciones de Aura, la lúgubre señora Llorente, en los amoríos de Aura y Felipe, en sus descripciones que me integraron en un mundo que no existía más que en mi imaginación.
Un día conocí a Aura, fui al cine un 15 de septiembre y quién me vendió los boletos era Aura (o al menos sus ojos), recordé esa descripción: "[...] esos ojos de mar que fluyen, se hacen espuma vuelven a la calma verde, vuelven a inflamarse como una ola: tú los ves y te repites que no es cierto, que son unos hermosos ojos verdes idénticos a todos los hermosos ojos verdes que has conocido o que podrás conocer[...]"
Quizá no he leído a Carlos como quisiera, solo recuerdo haber leído Chac-Mool y Aura, no he leído más cuentos, no leído cuentos como "Por boca de los dioses" ni libros como "La muerte de Artemio Cruz", "Gringo Viejo", "La silla del Águila" etc.
Pero para mí leer Aura fue una experiencia reveladora de las letras.
Hoy murió Carlos Fuentes, el humano, hoy su cuerpo falló y se fue; sin embargo, no muere su esencia, no mueren sus letras, ni mueren sus historias. No muere del todo, pues cada vez que lo lea, para mí vuelve a nacer. 


Que En Paz Descanse Carlos Fuentes Macías (11/11/1928-15/05/2012)

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