domingo, 24 de marzo de 2013

Esperando

Te estoy esperando, esperando en la misma banca donde te sentaste hace un mes, esperando ilusionado a que llegues, me saludes con el estilo dominical de tu vestido y sonrías al unísono que tus ojos parpadean; esperando a que comience el padre con la misa, misma que vengo a oír para poder verte. Y espero, mientras suenan las campanas anunciando la última llamada. Sigo esperando y no llegas, el sacerdote tampoco ¡Qué barbaridad! ¡Me equivoqué de templo! Camino la calle que separa el Santuario de la Parroquia y pienso ¿Cómo me he venido a enamorar de ti? Sí no  te conozco nada, sí sólo te he visto en misa e intercambiamos miradas. ¿Cómo te llamas? ¿De dónde vienes? Entro por la puerta principal, y la gente se encuentra sumamente apretada, «¿Dónde estarás?» , mientras de un solo tumbo mi corazón te siente; volteo: blusa negra, falda floreada, piel morena, cabellos suaves y rizados. Te veo y admiro que la vida te haya puesto frente a mí, aunque no sepa nada de ti, ni tu de mí, solo que mis ojos te pertenecen, que mis manos ansían rosar tus mejillas, acariciar tu cabello, que mis labios mueren por besar tu nombre y deletrear tus sueños, que espero, que sigo esperando el momento preciso, ingenuo, en el que tu madre te pierda de vista y tu padre se distraiga y pueda acercarme, presentarme, pedirte que tomes mi mano y caminemos juntos.

Domingo 24 de Marzo del 2013.

No hay comentarios:

Publicar un comentario