jueves, 10 de enero de 2013

Amor silente

Ellos se quieren, lo puedes leer en su mirada, la impaciencia de sus pupilas por encontrarse, la aceleración de su respiración al acercarse. 
Ellos se quieren, ¿Qué cómo lo sé? Es fácil, míralo a él cuando ella se va, su corazón se apretuja y el brillo de sus ojos opaca ante la ausencia de ella.
Ríen, discuten, juegan, esconden miradas, se miran distantes, ajenos, se tienen sin poseerse, callan, ellos aman el silencio, silencio que se hizo para esconder su sentir.
Llegan en las mañanas, se saludan, se ignoran, se pelean, pasan unos días, pocos quizá y se vuelven a encontrar felices de estar juntos de nuevo. 
En la obscuridad de la noche se desean, se sueñan juntos e imaginan un mundo distinto al que tienen, donde se posean uno al otro, se besan en silente penumbra al mismo tiempo, se piensan y los sueños distorsionan en ansiedad, y la ansiedad los come, los come el miedo, miedo a perderse, miedo de perder lo único que no han tenido, el amor que se guardan.
Y así pasaron días, meses, años y nunca se dijeron la verdad, nunca entendieron que la vida es demasiado corta para esconder en nuestro corazón palabras importantes, como, por ejemplo: "Te amo".
Se amaron como la llovizna, lentamente desbordaron su corazón, pero aún así, no tuvieron el valor de mirarse sin miedo, de no callar, de no ceder al tiempo y la desidia su vida.

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